Si de algo me han servido estos días de encierro, además de estar intensamente conmigo misma y mi familia, ha sido para pegarme un empujón digital, algo que llevaba mucho tiempo resistiendo. Los que me seguís por Instagram o Facebook ya habréis visto que he estado dando algunas clases en directo. Está bien pero no sé quién hay al otro lado de la pantalla. Quién sigue? Quién entra simplemente para mirar? Quién realmente sigue? Mis alumnos de otros centros han podido seguir sus clases a través de otros sistemas de videoconferencia. Poco a poco voy entrando y voy encontrando la fórmula para llevar mi siguiente etapa adelante.
Si no fuera por Beto, mi marido, este proyecto nunca vería la luz. Ha estado trabajando durante horas para entender cada detalle de WordPress para poder sacar una primera versión de mi página Web. Es algo casero y de principiante, pero todo sirve para emprender e ir mejorando.